Es un espectáculo sin igual, en julio y agosto, Ibagué se viste de rosa, amarillo y blanco, fruto de la floración de los ocobos, el árbol insignia de la ciudad.
Las calles, avenidas, sitios públicos, son receptores del colorido y belleza de sus flores, debido a ello, muchos turistas llegan a la ciudad musical de Colombia, para apreciar la vistosidad de los ocobos y llevarse un recuerdo imborrable, de una población encantadora.
Por eso, es hora que aliste sus maletas y visite a Ibagué.
Realmente la naturaleza nos ofrece paisajes espectaculares... sólo hay que saber ver y apreciar sus bondades.
ResponderEliminarRealmente la naturaleza nos ofrece paisajes espectaculares... sólo hay que saber ver y apreciar sus bondades.
ResponderEliminarSophie:
ResponderEliminarGracias por tu visita. Es cierto, es una maravilla que la naturaleza ofrece y que disfrutamos los habitantes de Ibagué, todos los años.
Millones de abrazos multicolores,
Yon